A Seis Mil Kilometros

Ayer de repente faltaba una hora para mi partida y yo te veía dormida junto a mi, tuve la necesidad imperiosa de hacerle el amor a tus ideas, a tus sueños, a tus miedos e inseguridades antes de irme y es que hay un sentimiento que nace de lo mas profundo y sin importar el tiempo de mi ausencia sabia que cualquier cantidad de días serian difíciles cuando la distancia no apremia. Sé que el amor es una fuerza invisible mas fuerte que cualquier cosa tangible en el mundo terrenal, como el aire inmortal. Como la piedra inerte que no conoce la sombra ni la evita, así sabia que iba a esperar ese día en que te volvería a ver, en que pudiera volver a besar tu frente y hacerte sentir segura una vez mas. 

Hoy mientras paseo por playas del atlántico pude sentir tu mano en la mía, tu mano de compañera. Tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. Y es que creí que la edad y la experiencia me habían contado todas las historias que existen pero no podía estar mas equivocado. Y ahora a seis mil kilómetros puedo entender que sin importar la diferencia horaria, el idioma o cultura, sea donde sea que este estarás tú conmigo. 

Ya que no necesito de ti para estar contigo, bien decía Arjona que "uno no esta donde el cuerpo, si no donde mas lo extrañan y aquí se te extraña tanto". 

Se que un día estaré de regreso, tal vez no pase tanto o tal vez pase mucho. Sin importar cuanto me tome al final todo en mi se ha detenido desde que salí de donde siempre he pertenecido y solo espera ansioso volver a tus brazos donde desde antes de nacer ya pertenecía.



                                                                      










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